José Abellán, cardiólogo: «Para saber si has descansado bien el indicador más fiable es cuando acabas de comer»

José Abellán, cardiólogo: «Para saber si has descansado bien el indicador más fiable es cuando acabas de comer»

¿Has descansado bien o solo has pasado la noche? El cardiólogo José Abellán propone un termómetro inesperado: lo que te pasa justo al terminar de comer.

Le sirven un café corto “para arrancar” y sonríe por inercia. En la mesa de al lado, alguien se ha comido lo mismo y sigue charlando con la cabeza clara, como si acabara de empezar el día. Dos sobremesas, dos mundos interiores.

José Abellán, cardiólogo, lo cuenta sin rodeos: el cuerpo deja pistas que no salen en el reloj. Si al terminar de comer notas un bajón que te arrastra, ese bajón dice más de tu descanso que lo que juraste por la mañana. Tu energía se confiesa en la mesa. Tu sobremesa delata.

Lo que revela tu sobremesa

Tras una noche que de verdad repara, comer no debería convertirse en una cuesta arriba. Notas la digestión, sí, pero el motor sigue parejo. El sueño deja huellas, y una de las más claras aparece justo cuando se levanta el tenedor. Si tu cabeza se nubla, si la silla te abraza como un sofá, si necesitas café urgente, el organismo está diciendo “no he terminado de recuperarme”. Es un lenguaje simple: sin picos, sigues centrado; con deudas, la comida te pesa como plomo.

Todos hemos vivido ese momento en el que el plato vacío se convierte en una invitación a la siesta. Ana, 38 años, administrativa, lo contaba con media risa: “Antes de las tres ya estaba peleándome con los párpados”. Ajustó dos cosas una semana —horario de descanso y exposición a luz por la mañana— y la escena cambió. Comía lo de siempre, y media hora después podía subir las escaleras sin esa nube pegajosa. Mismo plato. Otro cuerpo por dentro. Esa diferencia no se finge.

La sobreactivación del sistema simpático tras noches cortas es un clásico silencioso. Llegas a la comida con cortisol alto y un pulso que no termina de bajar; al comer, la glucosa sube y tu cerebro siente la ola. Si has dormido bien, el vagón parasimpático toma el control y la digestión fluye sin seducirte a la siesta. Si no, la mezcla de bajada de alerta y pico postprandial te empuja al sueño. *Tu cuerpo no sabe mentir*. La sobremesa es un espejo del equilibrio entre freno y acelerador.

Cómo aplicarlo sin obsesionarte

Prueba el “test de sobremesa” tres días seguidos. Diez a quince minutos tras terminar de comer, toma una mini lectura de cuatro señales: claridad mental de 0 a 10, modorra de 0 a 10, pulsaciones aproximadas en la muñeca durante 30 segundos y antojo de café o dulce (sí/no). Si duermes bien, verás estabilidad: mente clara, somnolencia moderada, pulso que vuelve a su base y poco antojo. Tres días seguidos bastan para ver un patrón sin aplicaciones ni tecnicismos.

No confundas siesta reparadora con desplome. Una comida muy pesada o muy rápida puede simular una noche mala. Mantén menús similares cuando hagas la prueba y toma agua antes de sentarte, no al final. Camina siete o diez minutos suaves tras el plato y mira si la modorra baja o se clava. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Úsalo como brújula, no como juez. Tu cuerpo necesita ritmos, no castigos.

Si tu bajón tras el almuerzo es brutal y diario, algo pide atención. Podría ser deuda de sueño, horarios caóticos o un plato que dispara tu glucosa. Si te tumbas y te duermes en dos minutos, anótalo. Observa una semana y decide un cambio pequeño: adelantar 30 minutos la hora de acostarte, apagar pantallas antes o ajustar raciones. Tu corazón también agradece ese orden.

“Para saber si has descansado bien el indicador más fiable es cuando acabas de comer”, recuerda el cardiólogo José Abellán. En la sobremesa no hay postureo: hay fisiología.

  • Señal verde: mente despejada a los 15-30 minutos.
  • Señal ámbar: modorra leve que cede al caminar cinco minutos.
  • Señal roja: cabeceo irrefrenable y antojo intenso de dulce o cafeína.
  • Dato útil: si el pulso tarda más de 60-90 minutos en volver a su base, revisa tu descanso.

Lo que te llevas a casa

La sobremesa es un microescenario que desnuda la noche anterior. No hace falta un laboratorio para sentir si el motor responde o pide tregua. Modorras que te tiran del párpado, claridad que se mantiene, antojos que rugen o se apagan: son mensajes claros, cotidianos. No todo es culpa del plato, ni todo se arregla con café. A veces el corazón solo pide un horario más humano.

Lo bonito de este indicador es que vive contigo. No hay que forzarlo ni medirlo al milímetro; aparece cada día y te ofrece una lectura honesta. O te vacía, o te deja seguir. Si te vacía, mueve una pieza pequeña esta semana. Si te deja seguir, protégelo. La salud se gana en márgenes discretos y sostenibles, no en heroicidades de fin de semana. Tu sobremesa lo está diciendo en voz baja.

Point clé Détail Intérêt pour le lecteur
La sobremesa como indicador Claridad, modorra, pulso y antojos tras comer Herramienta sencilla para evaluar descanso real
Patrones en tres días Registrar señales breves durante 10-15 minutos Detectar si el bajón es ocasional o crónico
Pequeños ajustes Adelantar el sueño, luz matinal, paseo postcomida Cambios factibles que mejoran energía y corazón

FAQ :

  • ¿Y si siempre me da sueño al comer?Puede haber deuda de sueño, horarios variables o platos con picos de glucosa. Prueba una semana con menús estables y ajusta tu hora de dormir 30 minutos.
  • ¿Un espresso “cura” el bajón?Levanta la percepción de alerta, no arregla el descanso. Si lo necesitas a diario, el problema está antes, no en la taza.
  • ¿Caminar después de comer ayuda?Suele suavizar la modorra y mejora la glucosa. Diez minutos tranquilos marcan diferencia en cómo te sientes.
  • ¿Influye lo que ceno la noche anterior?Mucho. Cenas tardías y copiosas empeoran la calidad del sueño y hacen más probable el bajón del día siguiente.
  • ¿Y si almuerzo muy tarde por trabajo?Ajusta lo que controlas: luz natural por la mañana, pequeñas siestas estratégicas y una comida que no sea una bomba. Tu sobremesa te dirá si funciona.

2 réflexions sur “José Abellán, cardiólogo: «Para saber si has descansado bien el indicador más fiable es cuando acabas de comer»”

  1. Sérieusement, faire de la somnolence postprandiale un indicateur du repos, n’est‑ce pas confondu avec la charge glycémique du repas, la vitesse à laquelle on mange, ou même la déshydratation? Comment avez‑vous “contrôlé” ces variables dans votre recommandation? J’aimerais des repères chiffrés: si mon pouls reste +15 bpm à 60 min, c’est rouge? Et quid des personnes sous caféine chronique ou bêta‑bloquants? Le concept me plait, mais j’ai peur du surdiagnostic de “mauvais sommeil”.

  2. elodieéquinoxe

    Testé aujourd’hui: marche 10 min après le déjeuner, pas d’espresso, et la modorr… euh somnolence a chuté. Simple et efficace. Je vais noter clarté mentale/pouls trois jours pour voir le pattern.

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